Ártico
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La última luna existe en el Ártico
cerca del mar donde no pasan los ángeles ni las olas.
Mi padre buscaba la lentitud,
siempre decía que el miedo se creo en las ciudades,
lejos de las montañas.
Las palabras de entonces vuelven como un boomerang
desde ese verano en que todo era sombras.
Ahora me incluyo entre mis pertenencias,
aunque la tierra no sea de nadie.
Hoy he amanecido en el estrecho de Bering
sin nada que ponerme.
O.
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Ta dije en su dia mi opinión sobre este poema, pero me repito de nuevo, se me ponen los pelillos de punta.
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